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¿Te cuesta mucho meditar y te estresas intentándolo?

Aug 21, 2023

¿Qué puedo hacer? 

¿Te ha pasado que tratas de sentarte a meditar y sientes que se te hace muy difícil? O bien hiciste hace poco un taller o curso acerca de cómo meditar y te cuesta practicar e integrar la meditación en tu vida diaria y hacerla un hábito saludable.  

Aunque la práctica de mindfulness (atención plena) y la meditación se han popularizado como herramientas para reducir el estrés, mejorar la concentración, promover la calma y cultivar una actitud positiva, no es menos cierto que algunas personas encuentran difícil meditar con habitualidad. 

Según una publicación de mindfulness.org, la meditación puede ser un desafío para muchas personas, especialmente al principio, debido a entre otras cosas a expectativas poco realistas, estrés preexistente, una mente hiperactiva, la falta de rutina, un ambiente inadecuado, la falta de conocimiento y un exceso de autocrítica. 

La meditación, como muchas otras disciplinas, es una habilidad que se desarrolla con la práctica constante y deliberada. No es inusual encontrar dificultades para concentrarse y relajarse al principio; muchas personas pueden sentirse frustradas o estresadas durante el proceso, pero es esencial recordar que estos desafíos son normales y que se pueden ir superando con el tiempo y la práctica regular. Podemos asimilar este proceso, como al de iniciar actividad física en un gimnasio, al inicio se nos hace difícil programarnos y encontrar el tiempo para ir, tenemos los músculos adoloridos después de las primeras clases; pero poco a poco, en la medida que vamos conectando con sus beneficios, comienza a ser parte de nuestra rutina diaria y después de un tiempo, sentimos la necesidad de ejercitarnos para mantenernos activos, energizados y relajados.  Entonces hemos llegado a integrar esta práctica en nuestras vidas como un hábito saludable. 

Pero para lograr eso necesitamos superar nuestra natural y siempre presente, en mayor o menor medida, Resistencia al Cambio.  

 

¿Cómo se manifiesta la resistencia al cambio? 

La mente tiende a justificar todo de forma racional. Se autoconvence de que cualquier decisión es (y fue) tomada con “lógica”. Sin embargo, nada más lejos de la realidad… Múltiples estudios han demostrado que la mayoría de las decisiones que tomamos están muy influenciadas por nuestras emociones (dado que siguen patrones automatizados de respuesta) y que, de hecho, el subconsciente toma la decisión mucho antes que el consciente. Por ejemplo, al recordar por qué abandonamos una relación, tendemos a pensar que fue el resultado de una valoración exhaustiva y lógica de los pros y los contras; es decir, tendemos a pensar que fue producto del raciocinio, cuando lo más probable es que abandonásemos la relación porque no nos sentíamos (emocionalmente) bien en ella.  

 

Entonces ¿es normal que nos cueste meditar? 

Como cualquier actividad nueva, nos puede resultar difícil comenzar a practicarla, ya que se requiere un esfuerzo deliberado y consciente. Según mindfulness.org existen ciertas creencias falsas que solemos tener en relación a la meditación, que pueden hacer que se nos dificulte integrarla en nuestro diario vivir.  Te presento aquí algunas de las más comunes para que veas si las compartes: 

  1. No tengo tiempo, estoy demasiado ocupado(a) 

La mayoría de las personas, independientemente del tiempo real del que dispongan, van a afirmar que su agenda no les permite hacer esto o aquello. Nos pasamos la vida pensando que no tenemos tiempo. Esto, en gran parte, se debe a nuestra actividad mental. Al no tener un simple espacio de silencio (interno, no externo), tenemos la sensación de que estamos constantemente ocupados y de que tenemos muchas cosas pendientes por hacer. Perdemos mucha energía prestando atención al ruido de fondo que hay en nuestra cabeza. Una mente muy agitada no sólo no nos permite concentrarnos, sino que además nos induce un estado de constante tensión. 

Al final, nos encontramos frente a una paradoja: no tengo tiempo para empezar a tener más tiempo. Y, por supuesto: estoy tan ocupado que no me ocupo. 

  1.  La meditación no es para mí; no sé hacerlo 

Sería lo mismo que decir que no vas a hacer un curso de cocina porque no sabes cocinar. Aprender algo nuevo siempre implica esfuerzo y salir de la zona de comodidad.   

La meditación es para todo el mundo. Si eres capaz de observar el mundo externo, también serás capaz de observar el mundo interno. Para ello es necesario aquietar la mente, precisamente uno de los objetivos de la meditación, por tanto, saber meditar no es un prerrequisito. 

  1.  Soy incapaz de relajarme y de dejar de pensar 

La meditación no consiste en “dejar de pensar”, ni en “dejar la mente en blanco”. Si tratásemos de hacer eso, lo más probable es que nos diera mucho dolor de cabeza… 
Esa actividad constante de la mente, la tenemos a lo largo de todo el día; lo que pasa es que, al hacer una pausa y tomar distancia del quehacer, esa actividad se hace consciente. Si durante la meditación te asaltan los pensamientos, significa que también lo hacen el resto del tiempo. Si durante la meditación sientes tensión, no significa que haya aparecido por arte de magia, significa que ahora eres consciente de ella. Y desde ahí, desde la consciencia, es desde donde podemos hacer algo con ella.  

  1.  Esto es una moda de la Nueva Era  

La meditación no es una “moda”. La sabiduría milenaria lleva promoviendo esta práctica desde antes de Cristo. Lo que ocurre es que los seres humanos estamos evolucionando, y es ahora cuando muchos están tomando consciencia de la necesidad de conectar con el momento presente y con quienes son. No se trata de una tendencia temporal, se trata de un cambio en la evolución, completamente natural.  

Nuestra especie sufre de un terrible mail, el sufrimiento. Este engloba el estrés, la depresión, la ansiedad generalizada… y todo esto puede desencadenar múltiples enfermedades, muchas de ellas mortales. Pensar que estamos en el tope de la cadena alimenticia y poseemos más recursos que nunca en la historia… entonces ¿cómo es posible que seamos la única especie que muere de estrés? 

  1. Me siento incómodo, incluso duele, el estar en la misma posición durante mucho tiempo 

No hay una postura “correcta” para meditar. No es necesario que te sientes en una posición específica.  Puedes meditar sentado, acostado (con el riesgo de que te quedes dormido(a)), de pie, caminando, jardineando, cocinando, tejiendo, etc.  

  1.  No acabo de creer en el poder de la meditación 

“Creer” está a nivel mental. No se trata de que “creas” nada intelectualmente. Se trata de que experimentes directamente cómo impacta en ti la meditación. 

A la mente le encanta cuestionar y analizar. Esto está bien, siempre y cuando no te bloquee. Si te limitas al ámbito intelectual, probablemente te pierdas muchas cosas. No se trata de tener fe, sino de dar un salto hacia la experiencia. Puedes seguir tratando de comprender y de conocer más, a nivel cognitivo, pero eso no tiene por qué prevenirte de comenzar a disfrutar de lo que te puede aportar. 

Estas son algunas de las posibles justificaciones que puede ponerse la mente a sí misma para no salir de su zona de comodidad. Sin embargo, hay tantas excusas como razones por las que tomar la decisión.  

Te invito a que vayas más allá de toda esta resistencia y a que te des la oportunidad de experimentar una nueva forma de mirar la vida. ¿Aceptas el desafío? 

¿No fue suficiente?

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